jueves, 18 de diciembre de 2008

LAS MEDULAS

Las medulas. "Capricho Romano"
Camino hacia Galicia se alcanza un paraje único, al que siglos atrás habían llegado ya los romanos en busca de oro. Y lo encontraron dejando tras de sí un paisaje de extraordinaria belleza: Las Médulas. Antes de adentrarse en ese mundo de singular belleza, se puede visitar el Castillo de Cornatel, encaramado en un impresionante peñasco. A continuación el viajero encontrará el Lago de Carucedo. Las Médulas, paraje increíble, obra gigantesca de la ingeniería romana, para extraer el preciado oro. Aquí los romanos removieron millones de toneladas de tierra mediante el procedimiento conocido como "ruina montium". Montañas enteras quedaron reducidas a barro y oro que fue a engrosar las arcas del Imperio, según cuenta Plinio el Viejo. Partiendo de Ponferrada hay que tomar la N-536 para dirigirnos a las Médulas. Después de atravesar Santalla y tomar el desvío para Villavieja, una estrecha carretera conduce, entre viñas y prados, al castillo de Cornatel, encaramado en un peñasco de piedra caliza. El amplio lienzo de muralla, en el que destaca la torre del homenaje, impide apreciar la verdadera naturaleza de este nido de águilas colgado sobre un enriscado de piedra caliza. Tras escalar hasta su entrada, bien definida, se accede a su irregular patio de armas y pudiendo asomarse al precipicio de Rioferreiros. Cerca de la entrada, a la derecha, quedan vestigios de lo que probablemente fue la capilla. Su historia se remonta a la Alta Edad Medio (siglo XI) en que se le conoció como castillo de Ulver. Desde comienzos del siglo XIII estuvo en manos de los templarios de Ponferrada hasta su disolución en 1.312. Después, y tras algunas reformas, pasaría a manos de los condes de Lemos y marqueses de Villafranca.

Volviendo de nuevo a la N-536, la siguiente parada conduce al lago de Carucedo. Este lago tiene un perímetro de alrededor de 57 hectáreas, rodeado de abundante vegetación de encinas, castaños, sauces, juncos y cañaverales, en el que anidan gran número de variedades de aves. Sobre su origen se han vertido numerosas teorías, aunque hoy nadie duda de que surgiera como consecuencia del cierre del valle por los lavados auríferos de las Médulas. Durante siglos, el lago perteneció a los monjes de Carracedo, del que extraían suculentas anguilas para su bien abastecida mesa. Al sur, por donde rompe en épocas de crecida para desaguar por el arroyo Valado, en el término de las Pedreiras, quedan restos de una villa romana, recientemente excavada. En la iglesia de Carucedo, de origen románico, se encuentra una custodia rococó (s. XVIII), una de las piezas de platería más importantes del Bierzo. En esta localidad se encuentra el desvío hacia Orellán. Su mirador, nos permitirá contemplar el conjunto de las Médulas desde arriba, obteniendo una amplia panorámica del conjunto, apreciando tanto los desmontes como la red hidraúlica. Se dominan también desde aquí distintos asentamientos arqueológicos y se aprecia cómo van variando las especies vegetales a medida que se abandona el valle y se alcanzan las montañas. La panorámica, sobrecogedora de por sí (los barrancos tienen una profundidad de más de 100 m.), es especialmente bella y misteriosa a la puesta del sol.También desde el mirador observará a la derecha una amplia salida de bocamina. Se trata de una de las múltiples galerías excavadas en la montaña, por las que entraba repentinamente el agua provocando la erosión y el derrumbamiento de las masas aluviales, de las que se extraía el oro tras el consiguiente lavado de los lodos. Son 650 m. de longitud que puede recorres (es necesario una linterna), desde la entrada que se encuentra al pie del mirador. Este balcón natural es un lugar ideal para observar otros elementos que fueron fundamentales a la hora de acometer la explotación. Por ejemplo los canales, imprescindibles para trasladar el agua desde el nacimiento de los ríos. De ellos se aprecian restos en la parte alta del Monte Placías, situado al sudeste del mirador. Aunque hoy son casi imperceptibles, es posible apreciar tres sendas que no son sino el trazado final de canales de una longitud de varios kilómetros. Antes de ser introducida en las galerías, el agua se almacenaba en embalses cuyas compuertas se abrían en el momento oportuno para que el agua recorriera con fuerza los túneles a fin de ocasionar el derrumbe.
En las MédulasEs posible llegar en coche hasta el mismo cuenco de la explotación; sin embargo, se recomienda hacer el último tramo (1,8 km.) a pie a fin de disfrutar más del entorno; el paseo entre los castaños, por ejemplo, resulta delicioso en cualquier época del año, especialmente en otoño. Precisamente, en esta época el acceso permanece cerrado al tráfico durante varios días (normalmente la segunda quincena de octubre) para facilitar a los lugareños las tareas de recolección de la castaña.A 800 m. se divisa fácilmente un sendero, a la derecha, por el que se sube hasta el mirador de Orellán. Se trata de un agradable recorrido, a pesar de la pendiente existente. A la entrada de este mismo camino encontrará, a su diestra, una fuente donde saciar su sed antes de emprender la marcha. Si continúa por la carretera, irá dejando a ambos lados senderos que le conducen a diferentes rincones, con vistas siempre sorprendentes de los diferentes aspectos de la explotación aurífera.Llegados al final de la carretera asfaltada, desde donde se obtiene una visión general de los sistemas de explotación empleados, seguirá a pie por una empinada cuesta, situada de frente a la carretera, por la que se llega a la Cuevona y a la Cueva Encantada, dos bocaminas de una misma galería con una altura de casi 30 m., especialmente interesantes porque pueden observarse restos de la red hidraúlica y derrumbes (posteriores a los romanos), que permiten obtener una imagen semejante a la que provocaría el sistema de explotación extensivo de la "ruina montium". Este es también uno de los lugares del yacimiento donde mejor puede observarse el bosque de castaños, tanto silvestres como cultivados.

POZO DE LOS HUMOS

El Pozo de los Humos.
Esta excursión por el pozo y los alrededores esta ideada para hacerla en un solo día y llegar por la noche pronto. En ella visitaremos el Pozo de los humos, Pereña y la ermita de Nª Sª del Castillo. Esta excursión mejora el 14 de mayo ya que se encuentran en fiestas. Y si podemos cogernos el fin de semana, el pueblo cuenta con un camping.
Saldremos de Salamanca por el sur y cogeremos la comarcal 517 en dirección a Doñinos de Salamanca. Seguiremos por esa carretera pasando por Villarmayor, hasta llegar a Vitigudino en donde tendremos que coger la carretera en dirección a Adealavila de la Ribera. A 8.6 km del pueblo encontrara un desvío que le llevara hasta Pereña. Toda esta ultima parte del viaje podremos disfrutar de las vistas de Los Arribes del Duero.
Una vez allí podemos descansar un poco. Cogeremos una carretera que esta señalizada como tal. Al final encontraremos un aparcamiento. Mas adelante encontrara una “terraza” desde donde divisar el valle y el Pozo de Los Humos.
También podremos bajar hasta el pozo. El camino es algo largo que ya da mucho rodeo para bajar sin que haga mucha cuesta, aunque tiene alguna zona plana en donde descansar. En la parte final tendremos que cruzar un riachuelo para llegar hasta el lago que forma la cascada. La vista es impresionante.
Cuando queramos volver al pueblo ya sera la hora de la comida. Por la tarde podremos ir al pozo Airón. Para ello desde la iglesia tomaremos un camino que esta señalizado desde esta. Deberemos dejar el coche en la confluencia con el Arroyo de los Cuernos y el caminar una hora y media. Podemos ir por la rodera o tambien que es mas cómodo seguir la orilla del arroyo. Nos encontraremos con varios molinos y estructuras para el aprovechamiento del agua. Una vez alli veremos el doble escalón que forma con otro pozo y la caverna que ha generado.
O también lo que puede hacer en vez de eso es ir al la Ermita de Nª Sª del Castillo. Para llegar allí nos dirigiremos al camping y torceremos antes de llegar a este, a la derecha de un “caño” (fuente de agua), subiremos por una carretera serpenteante y aparcaremos. Además de la iglesia cuenta con unas terrazas con vistas panorámicas de las Arribes y del Duero. En este teso hubo primero celtas y luego romanos. En la zona podremos encontrar ruinas y restos.
Una vez hayamos acabado una de las dos excursiones volvemos al pueblo y visitemoslo, pues merece la pena. En el encontrara las casas de judíos y casas nobiliarias. También una curiosa casa con un pozo bajo sus soportales. El pueblo cuenta con varias bodegas y se planea construir un museo sobre la viticultura.
Ahora para volver a Salamanca iremos hacia Villarino y nos desviaremos hacia Trabanca y podemos volver por las orillas de embalse de la Almendra y pasar por Ledesma o volver por Vitigudino mas largo pero mejores carreteras (la 517 que usamos por la mañana, a la que llegaremos por la 525).

GREDOS "Hoyos del Espino"

La Sierra de Gredos.
Abarca desde el Puerto del Pico hasta el Puerto de Tornavacas, y pertenece al Sistema Central. También puede decirse que está incluída en Gredos la sierra de Candelario o de Béjar.
La Sierra de Gredos se divide en tres partes:
Macizo Oriental: desde el Puerto del Pico hasta Candeleda
Macizo Central: desde el Puerto de Candeleda hasta el inicio de la Garganta de Bohoyo
Macizo Occidental: desde la Garganta de Bohoyo hasta el puerto de Tornavacas
El límite por el norte de la Sierra de Gredos son los Valles del Tormes y el Alberche que lo separan de otras sierras también del Sistema Central.

Audentes, Parque de Aventura en los Árboles.
Audentes es un divertido circuito entre plataformas de madera instaladas en los pinos, a una altura de entre 4 a 8 metros de altura. Para pasar de una plataforma a otra hay que atravesar puentes tibetanos, lianas de Tarzán, toneles suspendidos, tirolinas espectaculares, pasos de mono, redes de abordaje y divertidas y originales pasarelas que pondrán a prueba la audacia del participante con la máxima seguridad.
Tenemos dos circuitos: Descubrimiento (con 12 actividades) y Sensaciones (con 15 actividades).
Audentes es el primer parque de estas características en Ávila y el segundo de la comunidad. Es una actividad novedosa y muy divertida, pensada para toda la familia, grupos de amigos o de empresa, colegios…

LAS CHORRERAS.
Es un paraje natural formado por grandes formaciones de piedra granítica, con bonitas cascadas y dos charcos en los que poder disfrutar el baño y del paisaje. Se ubica a un escaso kilómetro del nacimiento del río Tormes.
Para llegar, es necesario llegar hasta el kilómetro 1,5 de la carretera de la Plataforma, justo antes de cruzar el río Tormes en el Puente del Duque. Ahí hay que girar a la izquierda por un camino en buen estado durante aproximadamente otros 1,5 kilómetros. Al llegar a una pronunciada cuesta, en la márgen derecha, encontrará los dos charcos que componen Las Chorrera.

PISCINA NATURAL.
Esta piscina natural fue construida a principios de los años 90 de piedra natural. Dispone de dos zonas, una para niños con poca profundidad y otra con mayor profundidad apta para todos los bañistas. El agua de la piscina está continuamente en movimiento, pues es recogida unos metros más arriba en el propio río Tormes, y desaguada nuevamente al mismo río.
Dispone de una gran pradera vallada con zonas de sol y sombra.
Junto al Puente del Duque y la carretera de la Plataforma de Gredos existen cinco barbacoas y multitud de mesas de piedra para poder comer. Recuerda que en verano puede no estar permitido hacer fuego, ni siquiera en este lugar.
Cruzado el camino, y lindando con el camping, existe una fuente proveniente de un manantial donde poder beber agua durante todo el año.

POZO DE LAS PAREDES.
Paraje natural de gran belleza, en el cauce del río Barbellido, donde se ubica un puente romano. Se compone de grandes formaciones graníticas donde debido a la erosión del agua se han formado dos grandes paredes de piedra entre las cuales discurre el río.
Es una zona apta para el baño en los meses de verano.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

EL CHORRO DE LAS BATUECAS


Al Sur de Salamanca, donde la cadena de montañas castellanas se confunde con las Hurdes cacereñas, se esconde el valle de las Batuecas, inmerso en la Sierra de Francia, una comarca recientemente protegida bajo la figura de parque natural por sus indudables valores ambientales.El valle del río Alagón y sus tributarios arroyos, de los que el Batuecas es el más singular, conforman la zona. La historia de los últimos siglos ha supuesto para este enclave una evolución ambiental y cultural especial dentro de la Sierra de Francia. La leyenda de que el valle estaba habitado por un pueblo sin contacto alguno con la civilización se extendió incluso por Europa en el siglo XVII, cuando se asentó en el lugar una comunidad de carmelitas. Acompañando al monasterio, los monjes levantaron una veintena de ermitas para su retiro y oración, de las que todavía hoy quedan unas pocas desperdigadas entre el monte. La desamortización de Mendizábal supuso el abandono de las instalaciones y su consecuente deterioro, pasando las dependencias y tierras de mano en mano; incluso fueron propiedad del cineasta Luis Buñuel, quien las convirtió en escenario natural de algunas de sus películas. Finalmente, en 1936, las carmelitas descalzas adquirieron la construcción hasta que, catorce años después, la cedieron a los hermanos religiosos de la misma orden.

Abrigos rupestres Desde el monasterio parte el camino que, al pie mismo del cauce fluvial, avanza aguas arriba hasta el Chorro de las Batuecas, entre la densa masa del bosque de ribera. La estrecha vereda recorre el exterior de los muros del cenobio, entre los restos de lo que fue el antiguo jardín botánico que plantaron aquí los monjes. Encinas, tejos y serbales, junto a cipreses, cedros, ailantos y catalpas crecen alrededor. Tal diversidad vegetal acompaña al caminante hasta traspasar la tapia del recinto monacal y cruzar un puentecillo sobre un arroyo. Superado el regato, se abre ante la vista un denso jaral que cubre las laderas. A la par que encinas, se ven ejemplares de roble, quejigo y sobre todo alcornoque, que continúa explotándose en la zona. Junto a esta variedad también crecen pinos, plantados a mano durante los años cincuenta del pasado glo. El resultado es un paisaje de gran diversidad y riqueza ecológicas. El elemento pétreo incrementa también el valor de esta zona, pues sigue siendo testigo de su historia. En los milenarios lienzos se localizan una serie de pinturas rupestres esquemáticas de colores rojizos. Para acceder a estos cuadros primigenios salen del camino principal algunas veredas, como la que lleva a la conocida Cueva del Cristo, un anfiteatro de cuarcita que se eleva en la orilla opuesta. Hasta ella se llega tras bajar al Batuecas para cruzarlo y volver a ascender por el caminillo. El refugio pintado se alza imponente frente al caminante, con las pinturas protegidas por una valla. En sus muros se distinguen homínidos, dedos y soles, pero también pinturas realizadas por los monjes para santificar este enclave pagano. Otro refugio interesante es la Majada de las Torres, con una curiosa espiga dibujada sobre la roca y a la que se llega tras regresar al camino y faldear diversas vallejadas. El enclave es fácilmente reconocible, porque en él confluyen dos arroyos principales: el Batuecas y el Chorro, dominados por varios farallones rocosos que se alinean en la umbría. Aclarando el monte aparecen pedreras de cuarcitas originadas por la erosión de los roquedos circundantes. En algunas de ellas se encuentran llamativas lajas en las que han quedado patentes los rastros de los invertebrados que poblaron estos terrenos. Estos fósiles vivían en un mar interior que cubrió gran parte de Iberia hace unos 500 millones de años y dejó una clara huella en la Sierra de Francia.
Refugio de vida salvaje Hoy la vida salvaje más notable de estos montes está representada por un gran mamífero, la cabra montés, que tras su extinción fue reintroducida a finales de los años setenta del pasado siglo y que en nuestros días es fácil de avistar entre los roquedos. Su caza controlada se ha convertido en una importante fuente de ingresos provenientes del valle para los municipios limítrofes. Los densos bosques dan cobijo también al amenazado lince ibérico, mamífero emblemático del que se sospecha su existencia dentro del parque natural. Y entre la fauna alada, se observa asimismo al buitre negro, la gran rapaz carroñera que aprovecha lo que otros no comen.Desde la mágica umbría de la Majada de las Torres y tras visitar sus pinturas rupestres, hay que prestar especial atención, pues el camino se desdibuja. En el valle del Arroyo del Chorro, la vereda asciende por la ladera derecha y trepa un poco más adelante hasta media altura, atravesando primero un alcornocal y más tarde un jaral. En menos de un kilómetro converge de nuevo con el riachuelo, punto desde donde se escucha ya el salto de agua, aunque permanece escondido entre fresnos y alisos. El recóndito manantial del Chorro y su cascada, en pleno corazón del Parque Natural de las Batuecas-Sierra de Francia, ofrecen el placer que sólo un paisaje exuberante puede proporcionar. La mezcla de alisos, fresnos, durillos, encinas y jaras regala a la vista los tonos más variados de la gama del verde.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

TRABANCA

Ruta por Trabanca - (SALAMANCA - ARRIBES DEL DUERO)

El Espacio Natural Arribes del Duero se caracteriza por su diversidad paisajística al combinar ondulados relieves salpicados de pequeños resaltes, propios de un paisaje sobrio y sencillo, con hondos valles encajados, de cañones casi verticales por donde discurre el río Duero y algunos de sus afluentes (Tormes, Huebra), dando forma así al espectacular arribe. Se trata de una formación orográfica contundente y abrupta que marca y condiciona no sólo el paisaje, sino que además favorece la singularidad de todos los ejemplares faunísticos y vegetales que conviven en este Espacio Natural.

El Parque Natural Arribes del Duero abarca un área de más de 106.105 hectáreas extendidas al oeste de las provincias de Salamanca y Zamora, haciendo frontera natural con Portugal. Se trata
de un extenso territorio fronterizo profundamente marcado por el curso del río Duero.


La característica más destacada de este Espacio Natural, es sin duda la grandiosidad paisajística de sus escarpados valles. Un espectacular escenario natural artísticamente diseñado por los diferentes cursos de agua que recorren sigilosamente sus fecundos valles.

Arribes del Duero es además un singular vergel natural que alberga más de 20 habitats naturales de interés comunitario.




Merecen especial referencia los bosques formados por especies mediterráneas como el alcornoque, el enebro, el almez, el arce o el acebuche, acompañados normalmente de otros elementos florísticos relevantes.

En términos de riqueza faunística están registradas más de 230 especies de vertebrados, de las cuales la mayoría pertenecen al grupo de las aves.

Dentro de estas destacan las aves rupícolas, que normalmente anidan en los afloramientos rocosos, mencionando especialmente el buitre leonado, el alimoche, el águila real, el búho real o la cigüeña negra, sin duda auténticos dioses de este santuario natural, por los cuales este bello rincón está declarado ZEPA (Zona de especial protección para las aves) desde el año 1991.














LAGO DE SANABRIA

Descenso del Cañon del Río Tera - (ZAMORA - LAGO DE SANABRIA)

Estamos ante el mayor y posiblemente mas grandioso cañón de todo el parque natural, que se formó por los glaciares del cuaternario.
Desde Ribadelago Viejo comenzaremos esta nueva ruta, concretamente desde el campo de fútbol, que hay junto al río.

A partir de aquí continuaremos por una senda con muchísimas piedras que iremos sorteando.

En esta zona quizá podremos observar algún gato montés así como algún mirlo y búho. El camino que se desvía hacia la izquierda del río continúa ascendiendo entre un robledal hasta que nos volvemos a encontrar con el río, al llegar a un alto nos encontramos con unas escaleras de piedra grandísimas.
Al bajar a ese pequeño valle y a la derecha podemos contemplar la primera poza del cañón.

Siguiendo el sendero marcado con estacas de color verde, ascenderemos y veremos las sorprendentes formaciones que el agua ha ido esculpiendo con el paso de los siglos: lagunas, pozas y cascadas; a partir de aquí el ascenso es más acentuado, tendremos que cruzar el río para continuar por el margen derecho del río Tera.

Tras continuas subidas y bajadas llegamos a las Cuevas de San Martín (1.320).














Si queremos continua con nuestra marcha hasta el embalse de Vega de Tera, debemos tomar el camino que sube por la derecha, paralelo al arroyo.
Al llegar a un bosque de acebos, tendremos que continuar por una senda a la izquierda, cruzaremos el arroyo por un puente, a partir de aquí ya no habrá balizas de señalización por lo tanto tendremos que tener mucho cuidado y nos servirán de referencia los caminos que hace el ganado.


Al llegar a un alto veremos una poza muy grande, y a partir de aquí el camino sube por la derecha de la montaña.


Después de andar un tiempo entre la vegetación, veremos por fin la presa rota de Vega de Tera. Este fin de la ruta y a su vez del cañón.